sábado, 12 de enero de 2008

Tal vez es que no estamos



Te oigo ascendiendo escaleras, chancleteando a veces, a veces taconeando. Cuando prendes el interruptor me sobresalto. Si se te cae un cubierto me atraganto. Te escucho abriendo puertas, cerrando grifos, abriendo noches, cerrando círculos.

Plant(e)ando bombillas como si fueran amapolas incandescentes te sorprendo. Llenando luces de acaramelado iris, blandiendo señales rotundas en el desierto. ¿Te sorprendo?

Ni te inmutas. Sigues bajando alfombrados ascensores sin hacer ruido. Soplando velas despacito. Usando las manos para comer a oscuras en
silencio. Cerrando ventanales con sigilo, abriendo espitas de gas, cerrando días, abriendo infiernos.

Retumbando paredes como si fueran aleluyas de amor no te sorprendo. Vaciando túneles de ciénagas de cieno negro, desdibujando senderos pisoteados de asfalto. ¿No te sorprendo?

Oprimes un cigarro en tus labios y el humo encharca mis pulmones.

Hoy tampoco los gusanos han carcomido estos paralelos agujeros.

Quizás no hemos venido.




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