Me sorprendo relatando mundos, definiendo instantes. Me sorprendo. Me sorprenden mis dedos en este teclado neutro yendo y viniendo. Y del roce de tus letras del color de tus enredos, me sorprendo. Me sorprende esa ingenuidad innata tuya que me muerde cual suave terciopelo.
- Tú no eres real- me dices- Hay una persona de verdad asomada en mi ventana.
Y entonces te lo recuerdo:
- Las personas de verdad no existen.
Te callas por que conoces mi acierto.
Y como si nada sigues tecleando silencio mientras entre bits y pixels duermo.